Creo, luego existo

Prácticamente desde que nací, dediqué mi vida a analizar soluciones creativas a las situaciones y a soñar con cosas que iban mas allá de la imaginación realista. Recuerdo cuando era chico, tenía fascinación por los imanes y en un arrebato de inspiración, se me ocurrió la invención de un auto que pudiera volar para luego enterarme, con desencanto, de la existencia de trenes que utilizaban el electromagnetismo para levitar. Si bien en su momento fue un golpe al inventor que llevaba adentro, me di cuenta que a pesar de mi falta de conocimiento del mundo, y de aquellas cosas que ya estaban inventadas, mi imaginación era lo suficientemente poderosa como para soñar con cosas no convencionales.

Así fue como nunca necesité de juguetes extravagantes, o como inventaba partidos completos de la NBA en el club, donde yo jugaba por 10 jugadores (puede sonar un poco triste para el espectador un chico imaginándose que tiene compañeros de equipo, pero les puedo asegurar que disfruté cada uno de mis partidos). Recuerdo que desde chico también jugaba partidos de tenis contra un frontón, o partidos de fútbol unipersonales donde no siempre ganaba, y todo eso fue forjando mi imaginación, en una familia donde siempre me incentivaron a superarme, a ser mejor, y a desarrollar distintos aspectos de mi personalidad (el académico, el deportivo y el creativo).

Fomentar la creatividad desde chico es una herramienta que a medida que crecemos nos aporta una gran flexibilidad y un valor personal incalculable. Lamentablemente existen trabajos o escuelas que intentan estandarizarnos, nivelando todo hacia el promedio, y convirtiendo a la gente en seres grises, porque la imaginación produce preguntas, y no siempre es bueno para algunos que nos imaginemos realidades alternativas y soñemos con lo que no tenemos pero nos gustaría alcanzar algún día.

De igual manera, es lamentable que esos lugares que buscan achatar a la gente sean mas comunes de lo que pensamos. No hace falta mas que ir al centro de una ciudad cualquiera para darse cuenta que la mayoría de la gente se viste de similar manera, y que postergan su vida hasta luego de salir de la oficina, y la visión que pudieran llegar a tener previamente se va acomodando a la regulación impuesta por las instituciones donde se pasa la mayor cantidad de tiempo del día.

Son pocas las empresas que fomentan realmente el pensamiento lateral, el pensamiento crítico o la creatividad, mas allá de lo que digan en sus declaraciones de misión y visión. He tenido la oportunidad de trabajar en una empresa muy grande donde se decía fomentar determinados valores y la política de puertas abiertas y donde aquellos que tenían pensamiento crítico eran oprimidos y señalados como parias, a contraposición de lo que se decía puertas afuera.

La creatividad es algo que se nutre, que necesita espacios de introspección y de observación. Se necesita lugar para explorar, para volar, y muchas veces un mentor que nos oriente para no volar demasiado alto o demasiado bajo. Se necesita aprender de los errores y no ser crucificados por ellos. Se necesita soñar con los ojos abiertos, tener confianza en lo que creamos, y estar dispuestos a chocarnos con las paredes.

En este momento tengo 5 proyectos en los que trabajo y creo, e intento mantener mis opciones abiertas para aceptar todas las buenas ideas que pudieran surgir, que otros pudieran tener y que quieran compartir conmigo. No siempre es necesario el dinero (soy prueba viviente de ello), sino estar dispuesto a invertir nuestro tiempo, nuestra cabeza, y ensuciarnos las manos. Como me dijeron una vez, no ser vende humo y ser, no solo parecer.

Les dejo un video sobre las ideas, la innovación y la creatividad. El primero está en inglés original, y el segundo es el mismo pero doblado al español (no lo pude conseguir con subtítulos).



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