Atrévase a soñar

Nací un día de Noviembre, allá por el año 1980. Recuerdo, por lo general, haber tenido una infancia feliz. No nos engañemos, no creo haber tenido una infancia perfecta; como todos, tuve cosas que me traumaron hasta el día de hoy, fui una persona medianamente solitaria y tímida, tuve cosas que me lastimaron mucho, de chico y de grande. Pero en un todo, considero, viendo en retrospectiva, que tuve todo lo necesario para catalogar mi infancia como feliz.

Entre mis juguetes favoritos se encontraban los autitos de colección (que mis papás me compraban cuando daba el presupuesto) y sobre todo los cilindritos. Para aquellos que no los conozcan los cilindritos serían una especie de Rasti pero con forma de cilindro con dos machos y un agujerito que lo atravesaba para encastrar esos machos. ¿Por qué fue de mis juguetes favoritos? Porque con ellos fabricaba todos los otros juguetes que mi imaginación pudiese generar, los que existían y tenían otros amiguitos, y los que nunca se habían inventado. Con ellos fabricaba Transformers, autos, aviones, robots, barcos; con ellos fabriqué una de mis posesiones mas queridas y que tengo al día de hoy: una caja donde guardo mis monedas de colección de todo el mundo; colección que empecé viendo a mi abuelo, y que tiene un valor sentimental muy grande para mí.

Aprendí a lo largo de mi infancia a suplir cosas que realmente no necesitaba pero creía querer, con imaginación. Cuando mi abuela me regalo mi primera pelota recuerdo ir al patio conjunto de los monoblocks de Parque Patricios donde vivíamos y armar partidos de fútbol contra mí mismo contra una pared. Costumbre que no perdí nunca y llevé también a mi adolescencia jugando partidos de basquet completos yo solo, donde, obviamente siempre tenía un tiro extra para ganar el partido. Lo mismo hice con la tele, donde a pesar de tener la propia en la pieza, con mi hermana armábamos historias en papel que ibamos pasando por un agujero en una caja de zapatos iluminada por detrás con una vela. También teníamos nuestro propio emprendimiento y comerciábamos entre nosotros de todo, desde pulseras a figuritas de los súper amigos.

Como verán, tuve de todo en mi vida, y sobre todo, viendo hacia atrás, tuve mucha imaginación para ser mucho mas rico de lo que dicta lo monetario. Mis días no daban abasto para hacer todo lo que tenía que hacer e imaginar todo lo que tenía que imaginar. Un cuaderno no alcanzaba para anotar todos los inventos que se me ocurrían, aunque existiesen (trenes voladores por ejemplo, usando imanes). Fuí creciendo, y tuve de todo también, momentos buenos y malos, amores y desamores, peleas y reencuentros, viajes y retornos.

Y a medida que pasó el tiempo, la vida fue mutando de hacer millones de cosas (entrenamientos, salidas, tocar música, jugar fútbol, estudiar, etc) a enfocarse cada vez mas en de casa al trabajo y del trabajo a casa. Sin embargo, un buen día decidí que era hora de hacer el camino inverso. ¿De qué sirve tener una novia y condómina que amás y que te ama si no la ves excepto al levantarte e ir a dormir, y los fines de semana? ¿De qué sirve tener una familia y un perro que amás y te aman si no podés compartir con ellos algo de tiempo? ¿De qué sirve vivir sabiendo lo que va a pasar el resto del día y pasar nuestras vidas por este mundo esperando que llegue el fin de semana para vivir mientras morimos los otros 5 días? ¿De qué sirve tener todo y no tener nada?

No tuve todo en mi vida, y sin embargo siento que lo tengo. Siento que fui, soy y seré feliz por una simple razón: todavía la vida me genera adrenalina día a día; todavía me levanto y sé que ese día va a ser especial, que la voy a romper, que voy a salir a comerme la cancha; todavía emprendo porque creo en lo que hago; todavía creo que cada día es distinto y que lo que pasó ayer es historia, y lo que voy a hacer en el futuro todavía está por escribirse y quiero que sea una buena historia.

En definitiva, soy feliz porque todavía SUEÑO, y mas aún, porque CREO en que los sueños depende de uno que se conviertan en realidad...

Comments

  1. Muchos te dicen boludo andá a la ferretería y compralo. Otros te dicen como vas a hacer con esto?. Como vas a ponerte a fabricar tal cosa que solo es una parte de un todo imposible. Parece que la gente sabe de todo y vos sos el boludo soñador de imposibles. Ahora te quedan dos alternativas: seguir soñando, investigando, aprendiendo y concretando sueños, algunos al menos. O comprar todo en la ferretería y rezar para que siempre haya un ferretero trabajando, vendiendo los sueños de otro que no se dió por vencido.

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