Haciendo camino al andar
Semana difícil. Encontrar un buen momento de tranquilidad y desarrollar un pensamiento para plasmarlo en esta hoja de papel digital se convierte en una tarea herculanea cuando el tiempo nos pasa por arriba.
Todos en algún momento de nuestras vidas (o en muchos momentos en realidad), nos encontramos tan sobrepasados por la actividad diaria que no somos capaces de hacer caso a aquella famosa publicidad (la pausa son 5 minutos, bla bla). Particularmente estos días son de ese tipo, en los cuales, ante el empeño de hacer mas de lo que el cuerpo nos permite, la mente no responde como quisieramos y desparramar unas palabras hilando una idea es prácticamente imposible.
Ante esta situación, se hace imperioso confiar en nuestra propia capacidad de actuar por instinto, de reaccionar con nuestros dedos sobre el teclado escribiendo, precisamente, sobre aquello que nos produce bloqueo y comenzando una retahila de frases en busca de la inspiración.
De repente, ese propio bloqueo y esa circunstancia extrema es la que se convierte en la historia a escribir, en la cual uno transmite ese cansancio pero la propia voluntad de no rendirse permite compartir que este no es el fin del mundo. Que aún cuando nuestra mente o nuestro cuerpo no quiera, hay algo dentro nuestro que nos lleva a realizar un esfuerzo que otrora pareciera imposible, para descubrir que es nuestro corazón el que nos empuja.
De estas circunstancias uno puede aprender que en el día a día se puede confiar en diversos mecanismos que nos hacen funcionar, y uno se vuelve consciente de lo complejo que es el ser humano, y del poder de subsistencia y de creación que se tiene mediante diversos medios. No está muerto quien pelea, y aún cuando todo pareciera estar perdido y no existe una gota de inspiración o de reacción, nos sorprenderemos a nosotros mismos de lo que seremos capaces de hacer. Solo hay que seguir creyendo que, eventualmente, de alguna manera lo lograremos.
Y he aquí la muestra de que aún sin poder encontrar la inspiración, con cansancio mental y físico, sentado en un sillón, con la tranquilidad de un mate humeante y la compañía de mis seres queridos alrededor, se puede vencer el lienzo en blanco, solo debemos dejarnos llevar por nuestro propio cuerpo.
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