Verdad: Debilidad o Fortaleza
Se que había prometido escribir la semana pasada, pero lamentablemente, por motivos no contemplados me vi imposibilitado de sentarme 20 minutos a volcar mis pensamientos.
En este momento, mientras gran parte del país se encuentra mirando partidos olímpicos es donde encuentro la tranquilidad de explayarme un poco sobre la comunicación y la importancia de ser honestos en la misma.
Lamentablemente en las últimas semanas se repitió una situación que me ha ocurrido varias veces anteriormente, donde uno volcaba su confianza y esfuerzo en personas que, sin decir nada previamente, decidieron tomar nuevos caminos. Siempre digo que son las reglas de juego y que es normal que la gente busque nuevos horizontes pero no deja de resultarme chocante la falta de comunicación.
Puedo equivocarme millones de veces, y hasta a veces guardarme sentimientos o palabras con la gente que quiero, pero hasta yo puedo darme cuenta que al momento de tomar decisiones importantes es bueno compartir y conversar con otros. Y valoro cuando la otra persona nos dice la verdad a pesar de lo dolorosa que pueda ser. Puedo no estar de acuerdo con la decisión, pero siempre valoraré que me digan las cosas de frente. Al principio uno puede enojarse, pero poniendo las cosas en perspectiva uno se da cuenta de que al menos le fueron honestos.
Como puede uno pretender que le digan la verdad si uno no tiene la deferencia de tratar al otro con respeto siendo honesto? Mucha gente se queja de la mentira ajena pero no se comportan de manera tal que generen en el otro la obligación de tratarlos con la verdad. Siempre dije que el cambio comienza por uno, y el día que crea que no puedo generar un cambio a mi alrededor será el día que me dé por vencido con esta vida o este país y nada mas tendrá sentido. Es probable que de esta manera uno reciba muchos mas sinsabores que alegrías, debido a la naturaleza humana de quienes nos rodean, pero también es verdad que si uno encuentra reciprocidad en algún momento la satisfacción es enorme.
Ya no me preocupo tanto por estas situaciones, pero no dejan de hacerme pensar. Tengo que estar agradecido de haber encontrado un puñado de personas que me devuelvan el mismo nivel de honestidad con que intento tratarlas. Como decía Sol la semana pasada, mucha gente ni siquiera tienen unas pocas personas que valgan lo que las personas que me rodean, entonces no puedo ponerme mal por cruzarme con otro tipo de gente. Uno siempre puede desear sumar mas gente a su círculo íntimo pero no debe descorazonarse si eso no ocurriese, sino agradecer por lo que se tiene.
Me encantaría sentir que volcando mis pensamientos puedo lograr un pequeño cambio en quienes me rodean de forma tal que sea mas proclives a la apertura y honestidad, y no a vivir a la defensiva por miedo a todos aquellos que buscan la debilidad ajena. La honestidad no es una debilidad ante los pillos, como muchos piensan, sino algo que llevado con orgullo genera una fortaleza interior difícil de quebrantar.
En este momento, mientras gran parte del país se encuentra mirando partidos olímpicos es donde encuentro la tranquilidad de explayarme un poco sobre la comunicación y la importancia de ser honestos en la misma.
Lamentablemente en las últimas semanas se repitió una situación que me ha ocurrido varias veces anteriormente, donde uno volcaba su confianza y esfuerzo en personas que, sin decir nada previamente, decidieron tomar nuevos caminos. Siempre digo que son las reglas de juego y que es normal que la gente busque nuevos horizontes pero no deja de resultarme chocante la falta de comunicación.
Puedo equivocarme millones de veces, y hasta a veces guardarme sentimientos o palabras con la gente que quiero, pero hasta yo puedo darme cuenta que al momento de tomar decisiones importantes es bueno compartir y conversar con otros. Y valoro cuando la otra persona nos dice la verdad a pesar de lo dolorosa que pueda ser. Puedo no estar de acuerdo con la decisión, pero siempre valoraré que me digan las cosas de frente. Al principio uno puede enojarse, pero poniendo las cosas en perspectiva uno se da cuenta de que al menos le fueron honestos.
Como puede uno pretender que le digan la verdad si uno no tiene la deferencia de tratar al otro con respeto siendo honesto? Mucha gente se queja de la mentira ajena pero no se comportan de manera tal que generen en el otro la obligación de tratarlos con la verdad. Siempre dije que el cambio comienza por uno, y el día que crea que no puedo generar un cambio a mi alrededor será el día que me dé por vencido con esta vida o este país y nada mas tendrá sentido. Es probable que de esta manera uno reciba muchos mas sinsabores que alegrías, debido a la naturaleza humana de quienes nos rodean, pero también es verdad que si uno encuentra reciprocidad en algún momento la satisfacción es enorme.
Ya no me preocupo tanto por estas situaciones, pero no dejan de hacerme pensar. Tengo que estar agradecido de haber encontrado un puñado de personas que me devuelvan el mismo nivel de honestidad con que intento tratarlas. Como decía Sol la semana pasada, mucha gente ni siquiera tienen unas pocas personas que valgan lo que las personas que me rodean, entonces no puedo ponerme mal por cruzarme con otro tipo de gente. Uno siempre puede desear sumar mas gente a su círculo íntimo pero no debe descorazonarse si eso no ocurriese, sino agradecer por lo que se tiene.
Me encantaría sentir que volcando mis pensamientos puedo lograr un pequeño cambio en quienes me rodean de forma tal que sea mas proclives a la apertura y honestidad, y no a vivir a la defensiva por miedo a todos aquellos que buscan la debilidad ajena. La honestidad no es una debilidad ante los pillos, como muchos piensan, sino algo que llevado con orgullo genera una fortaleza interior difícil de quebrantar.
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