The Ambassador

Hoy iba a escribir un post sobre otro tema relacionado a independencia y libertad, pero por la mañana recibí un mail de uno de mis mejores amigos que esta viviendo en Londres, y me alegró el día.

Es por ello, que prefiero transcribir el mail, y compartirlo con mis lectores.

Presentando un capítulo nuevo de la edición británica de "Haciendo amigos con...", the ambassador.

En Londres, a pesar de encontrarnos en la meca del mundo civilizado, la basura se recoje semanalmente. En el interior de Inglaterra es aún peor: pasa cada dos semanas. A decir verdad, el clima les favorece: con veranos que parecen inviernos débiles, nada larga olor... excepto algún que otro europeo vieja escuela en el subte.

Retomando el hilo de la historia, la basura se saca en dos tachos distintos: uno para todo los reciclable con la excepción de papel, y el otro para lo que llamaríamos basura. Cada casa, PH o edificio, tiene sus propios tachos. Lo cuál es obvio, ya que pedirle a los señores ingleses que caminen una cuadra para sacar la basura a un tacho común, como los que hay hoy en día en Buenos Aires, fallaría por dos razones. Primero, porque es común y en la cuna del capitalismo lo que más les gusta es lo individual; coincidencia bastante esperable. Y en segundo lugar, porque les fascina seguir reglas sin sentido, pero
jamás tener que "esforzarse" más allá de lo mínimo indispensable; otra coincidencia pero esta vez con su naturaleza colonizadora.


Volviendo a retomar la cuestión, además de los dos tachos, existen unas bolsas azules para reciclar papel, que se sacan a la puerta el día que pasa el basurero-cartonero. Obviamente y haciendo juego con su individualidad, cada uno tiene su propia bolsa. Cuando llegamos veíamos que la gente sacaba las bolsas, entonces nos fijamos en la página del gobierno de la comuna y nos enteramos que se pueden pedir gratis por Internet. Al poco tiempo, teníamos nuestra bolsa azul. Eso sí, el correo funciona a la perfección y más les vale porque todo depende de ello.

Pasaban las semanas y nosotros sacábamos nuestra bolsa azul con su papeles y cartones para reciclar. Es obvio, pero vale la pena mencionarlo, la bolsa tiene un lugar pensado para escribir la dirección; como nunca se va muy lejos, sólo sale a la puerta, la nuestra sólo indica nuestro departamento. Todo fantástico hasta que esta semana, cuando volvimos de trabajar nuestra bolsa no estaba.

Como me cuesta profundamente perder la oportunidad para hacer amigos, decidí escribir un hermoso cartel que decía: "Hemos perdido nuestra bolsa azul. Si alguien la encontró por favor devolverla al
departamento 4. De querer la propia, se puede pedir al
https://forms.camden.gov.uk/cus/servlet/ep.app?ut=X&type=84839171861&auth=205&2=14&next.y=13&next.x=62"
y pegarlo en el lobby del edificio. De más está decirlo, pero el cartel estaba en el idioma de los reyes...


Ante mi facilidad para forjar relaciones humanas, mi señora esposa, no podía evitar reírse de mí. Es razonable, si uno se pone a pensar, cuáles son las posibilidades: o bien se perdió o voló, o alguien de
fuera del edifico se la llevó, o alguien del edificio se la llevó. De ser un ladrón local, el único dónde podría ser influenciado por mi cartel, probablemente se haría el desentendido. Pero no, no fue el
caso: un día más tarde nos dejaron la bolsa en la puerta del departamento.

Ahora, a mi me cuesta entender la situación. O bien se la llevó por error, pero no había bolsas de otros departamentos afuera, o bien no sabe leer la dirección escrita en la bolsa, pero entendió el cartel, o
se hizo el desentendido por no molestarse en pedir la propia. Pero en este último caso, ¿qué pensaba? ¿Sacarla a la puerta con mi número de departamento escrito? Sería raro que yo no la vea y la recupere.

Otra opción: borrarle el número o que se le hubiese borrado con la siempre presente lluvia. En este caso si la devolvía, tendríamos otra muestra hermosa de la idiosincrasia inglesa: no les importa nada los
demás, hasta que alguien les marca la falta; la ética traducida a un cúmulo de reglas.

Sin más, me despido hasta la próxima entrega de "making friends".

Cheers!
The Ambassador.


Mas allá de comulgar cada uno, incluyéndome, en las formas, no podía dejar de postear esta historia. La disfruté mucho y quería compartirla con ustedes. Dejando abierto a sus comentarios, positivos y negativos.

Abrazo de gol
Quien escribe en este blog

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