Montaña rusa de emociones

Es muy loco como en el correr de una semana, o mismo un día, las cosas pueden cambiar radicalmente según la percepción de uno. Particularmente estas últimas semanas fueron una montaña rusa, con puntos muy altos y muy bajos.

No es secreto que vengo remando emprendimientos varios desde hace tiempo, con suertes dispares. Pero tampoco debiera asombrar a nadie que no es fácil llevar adelante determinadas cosas en un país que no está preparado para propiciar el crecimiento y la generación de ideas, sean de la índole que sean.

En las últimas semanas/meses perdí clientes importantes (pero que hacían daño), conseguí prospectos importantes, me amenazaron con perderlos, empecé proyectos nuevos, y un par de pares de estafadores intentaron echar por tierra el esfuerzo de cuatro años de varias personas. Movidito el barco, ¿verdad?

Y justo cuando uno empieza a desesperanzarse se constituyen nuevos proyectos e ideas, se acuerda el comienzo de un curso de Comunidad IT (www.comunidadit.org), recibimos apoyo de empresas variadas como Microsoft, Cuenca, YPF, Pragma, Snoop, LAN, etc. Los proyectos personales empiezan a materializarse y uno deja de lado las amarguras para recuperar un poco la alegría. Uno se da cuenta que es posible que en realidad, esas malas personas que uno se cruzó son simplemente un grupo, y no la totalidad. Pero es muy fácil perder la fe porque siempre las cosas malas hacen sombra a las buenas.

Un par de años atrás, perdí uno de los trabajos que mas amé. Un trabajo que hacía con pasión, y que me llevó a esforzarme como nunca lo había hecho porque me dio un propósito. Cuando lo perdí me sentí deshecho. Nunca antes había llorado por un trabajo, ni cuando me despidieron ni cuando me fui. Pero mi involucramiento era tan grande y dí tanto de mí que sentí que una parte dentro mío se había destrozado en pedazos. Hoy, al ver el esfuerzo de estos años, y empezar a encontrar respuestas desde paredes inamovibles, es que siento que todo tiene un porqué. Probablemente si me hubiese quedado en ese trabajo hubiese hecho cosas increíbles de las que enorgullecerme, pero siempre lo hubiese hecho bajo el ala protectora de una marca. Hoy me doy cuenta de todo lo que hice bajo el ala protectora de mi nombre, y creo que aun lo mejor está por venir.

No hay nada mas gratificante que saber que nadie te regala nada y que a pesar de todo, algo espectacular es posible.