Los cazadores del arca perdida
Luego de dos semanas sin escribir, estoy nuevamente dispuesto a volcar algunos pensamientos en un lienzo en blanco. De repente me encontré con un bloqueo de escritor ante la imposibilidad de enfocarme en una idea particular.
La vida de vez en cuando nos plantea una diversidad de situaciones y me encuentro dividido entre mas de cinco proyectos, un emprendimiento social en forma de asociación civil, mi doctorado, mi familia y afectos, y con tantas cosas en la cabeza dando vueltas uno ve como casi imposible centrarse en un tópico particular como podría ser el punto de un láser perdido entre millones de manchas de colores.
Cada vez mas se torna más difícil discernir en que actividades enfocarse cuando uno se encuentra en proceso de diversificación. ¿Cómo hacer para seleccionar un pequeño puñado de cosas a realizar cuando las ideas brotan y todas parecen ser viables o incluso potencialmente buenas? De ahí deriva gran parte del problema creativo, que es la imposibilidad de contar con el tiempo suficiente para convertir en realidades los sueños.
De mi situación actual al caos creativo hay un solo paso, llegando a estar muy cerca del mismo, y por elección propia. Poder manejar este tipo de situaciones depende enteramente de la muñeca que uno posea para estas situaciones aunque sabiendo que seguramente ninguna de las creaciones tendrá 100% de mi atención, pero debiendo hacer este sacrificio para no dejar morir ideas potencialmente disruptivas.
Particularmente tiempo atrás me planteé la necesidad de generar ideas, y de ponerme como objetivo transformarlas en realidad. Luego mas adelante llegaría el momento en que uno debiera empezar a podar el árbol hasta quedarse solamente con aquellas que, con el paso del tiempo, siguiesen mostrando un potencial a la altura de lo esperado. Esto me ha llevado a la dispersión no solo en mi tiempo sino también en mi cabeza y en mi capacidad para tocar un tema particular. Y heme aquí encontrando mi tópico de análisis en la causa precisamente de mi incapacidad.
Eventualmente, la vida debe centrarse en una menor cantidad de actividades y de cosas alrededor nuestro para poder enfocarnos en aquello que nos hace felices. Por lo general, la simpleza es lo que lleva a una mejor chance de realización y, consecuentemente, con la satisfacción de haber alcanzado nuestras metas. Y eso es lo que debemos buscar a lo largo de nuestras vidas, para darnos cuenta que no abandonamos el mundo dejando millones de cabos sueltos. No digo que sea fácil lograr esto, ni que esto que menciono deba ser un mantra a repetir, pero si tenerlo en cuenta cuando estemos listos a abrazar esa simplicidad, dejando de lado las compejidades que nos acompañarán durante gran parte de nuestra vida.
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