Reválida

Nací en un país donde necesitamos ser campeones para demostrar que somos los mas capaces en este planeta, pero por una cuestión de mala suerte, nunca llegaremos a ser Suiza. Tenemos los mejores jugadores, profesionales, personas, pero por algún tipo de maldición, nunca llegaremos a explotar nuestro máximo potencial y seguiremos padeciendo la incertidumbre total y el robo sistemático de nuestros gobernantes.

Creemos que esos tipos que salieron 3 veces seguidas segundos, son unos fracasados, y lo opinamos desde nuestra silla, mientras maldecimos las dificultades para llegar a fin de mes porque los otros hacen todo mal.

No entendemos la división de poderes en el Estado, y mientras decimos que el anterior gobernante de turno era un dictador, el actual es un traidor porque habilita que otro poder (legislativo), discuta una temática que como sociedad debe darse, independientemente de cual fuera el resultado.

Y hoy día, vivo en un país, donde muchos de esos temas no se dan, pero hay otros, donde por ejemplo el gobierno federal toma disposiciones que afectan a los gobiernos provinciales, tanto en lo económico como en lo social y cultural.

Hay muchas circunstancias donde siempre vemos al otro en sus miserias y aciertos, y constantemente nos medimos contra ellos. Somos los mejores cuando estamos arriba de la montaña rusa, y nos dejamos patear la cabeza cuando estamos abajo.

Cuando nos medimos contra otros y salimos ganando, no somos caballeros en la victoria, y solemos enorgullecernos, y a veces hasta burlarnos de los que vienen detrás. Y cuando perdemos, buscamos as excusas siempre en el otro.

Vivimos en un mundo donde vale la premisa "miente, miente, que algo quedará" que tanto mal le hizo a la humanidad. Políticos de todas partes inventando números ("de aquí al 2030 creamos 500.000 puestos de trabajo en X industria", cuando hoy hay 400.000 en la misma). Deportistas cobrando millones, prometiendo los títulos mas variados, para luego no alcanzarlos y echarle la culpa a la suerte, a la falta de planificación (como si no fuesen ellos los que planifican), al clima, o lo que fuera. Todos de la mano pintando una realidad distorsionada, que es la que desearían tener pero para la cual no están dispuestos a trabajar.

No hay mucho secreto en las cosas. La única manera de ser exitoso es midiéndose contra uno mismo, y trabajando para superarse día a día. El esfuerzo, la planificación, el sentido común, el trabajo en equipo, no son solo valores que se ven lindos en el papel, sino lo que genera resultados. Todo lo demás, es simplemente teatro para intentar justificar nuestra existencia.

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