Desarraigo

Hubo muchos que les gustó mi último post porque vieron un costado distinto de mí. Siempre me muestro ácido, duro, serio, y en el post anterior pude contar un poco sobre sentimientos.

Para todos aquellos, entonces, van a amar este post. Y para los que no quieran cosas sensibles o sentimentales, dejen de leer desde acá.

No me malentiendan, ni por medio segundo me planteo la correctitud de la decisión de venir a Canadá. Ni un 0.0001% del tiempo quiero volverme. No extraño a Argentina país, ni tengo esa cosa de exiliado de extrañar un buen asado, un Marroc, un helado, o lo que fuera. Gracias a D's ni mi vida ni la de mi familia pasa por la comida ni tengo orgasmos culinarios. Sigo enamorado de esta tierra y me sorprendo cada día de cosas nuevas.

Pero para todos aquellos que se preguntan como es vivir lejos de su lugar de nacimiento, se los explico de esta forma: se extraña la vida familiar y la cotideaneidad con los amigos de la vida. Por suerte, o mala suerte, la mayoría de mis grandes amigos de la vida ya han partido de Argentina hace mucho y tengo mas que nada una relación virtual con ellos, así que he aprendido a manejar esa situación, pero desde hace 6 meses, si esos amigos llegan a visitar Argentina, yo ya no estoy ahí para verlos, con lo cual las posibilidades de cruzarnos se han disminuido.

Hace casi 6 meses que llegamos a este hermoso país. Pasamos mejores y peores momentos. Por suerte son muchísimo mas los buenos, porque los malos son solo aquellos de situaciones especiales como el cumple de Noah o de Sol, el día del niño, del padre o de la madre, donde uno realmente se da cuenta de la soledad. Sol y yo tenemos que ser el 200% de lo que somos como personas para que Noah reciba solo una pequeña parte del afecto que recibiría con su familia completa acá. Y creo que tan mal no venimos porque el gordo crece cada día mas, mejor, mas capaz y afectuoso.

Sin embargo, a pesar que hace un mes que estuvimos en Argentina, que mis suegros vinieron y que mis viejos vienen en 3 semanas, en la cabeza de uno empiezan comparaciones con recuerdos propios, a medida que Noah crece. Uno empieza a asentarse laboralmente, a entrar en una rutina, y de repente se abre una vacante del jardín para Noah que empieza pasado mañana la primera de todas las etapas educativas de su vida. De acá hasta dentro de 25 años estará estudiando, quejándose, aprendiendo, desafiando a la autoridad, etc. Si es la mitad de lo que fue su padre (y creo yo que será el doble), será un dolor de cabeza y una satisfacción por partes iguales para sus docentes y padres. Va a aprender y llegar mas lejos de lo que nunca podremos llegar nosotros, porque al igual que hicieron nuestros padres con nosotros, intentaremos darle todas las oportunidades y mas.

Pero el otro lado de la moneda es eso que uno si tuvo. Es el salir de la escuela y que a veces te vayan a buscar los abuelos, o los tíos. Es esa sonrisa iluminando nuestras caras porque sabemos que vamos a pasar un rato con aquellos que nos aman distinto a mamá y papá y nos malcrian un rato. Es a medida que crecemos ir a dormir la siesta después de clase a un lugar distinto, donde nos esperan los platos de comida que amamos y que son hechos con amor, y las historias, y las charlas sin que el tiempo nos apure, mientras papá y mamá trabajan.

Es una vida distinta. Donde creanme podemos tener cosas que en Argentina no tendríamos en toda nuestra vida. Y no solo las materiales. Y donde los afectos que desarrollamos son otros, distintos. Por suerte ya tenemos algunos. Y es una vida donde aprendemos vivirla de otra forma. Donde nos rodeamos de afectos que nos ayudan en la parte no tan glamorosa de venir al primer mundo.

El frío creanme que es algo anecdótico. Aquellos que piensan que lo peor del desarraigo es el frío es porque no se sentaron 5 minutos a pensar si es mejor que te peguen un tiro por $10.000 (pesos, dólares, o lo que quieran). Piensen si es mejor ponerse una campera o un chaleco antibalas y un auto blindado. Piensen si prefieren pagar USD 240 por una campera de North Face para -40 o pagar 15 lucas por mes para vivir en un barrio privado para tener una sensación de seguridad falsa, porque no es mas que un placebo.

Lo duro, realmente, es prescindir en persona de algunos de los afectos mas puros que pueden existir en la vida. Esos afectos muchas veces incondicionales. Es saber que es difícil estar para ellos en las buenas y en las malas así como para ellos es difícil estar acá con uno. Es saber que hay poca gente que pondría las manos en el fuego por uno y que lamentablemente no están al lado para remarla.

Y es por eso que uno tiene que estar al 200% o mas. Porque la vida sigue. Muchas cosas están por venir, buenas y malas. Lo bueno es saber que existe una conexión con los afectos mas allá de lo presencial. Y también es importante tener en claro que uno no puede darse el lujo de llorar la distancia cuando hay un núcleo familiar en el que todos dependemos de todos para estar bien y salir adelante. Cuando no hay otra opción, es fácil hacer lo correcto.

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