Ingratitud
Quizás este post sea un poco bajón, pero intento hacer un análisis justo de las situaciones conforme pasa el tiempo.
No nos equivoquemos, tengo muchos motivos en este momento de mi vida para ser feliz, pero también tengo mis motivos de preocupación.
Tuve en los últimos años la suerte de viajar a países con mas deudas que Argentina, así que según nuestra reina serían países el cuarto mundo. Sin embargo, pude observar que gente de 50 o 60 años que saben hacer su trabajo son considerados como personas con experiencia, y no como muertos vivientes que solo sirven para calentar la silla.
La década ganada para algunos significó llenarse de plata, sin importar lo que ocurriría después, y ahora nos empezamos a dar cuenta que para los próximos veinte años nos esperan distintos grupos etários postergados, dejados de lado y empobrecidos. Aquella clase media que fue la que forjó este país es la misma que cumplirá eso de "del polvo venimos y al polvo volvemos".
Me parte el alma ver la ingratitud de una sociedad que se olvida de sus mayores. Se me estruja el corazón porque uno está en la flor de la vida y tiene la suerte de tener conocimientos suficientes para acomodarse y ser flexibles en un mundo cambiante, pero que le espera a una persona de 50 años o a un joven que recién empieza su camino ya condenado por los infinitos planes sociales que buscan el clientelismo y no les importa pudrirles la cabeza a los que otrora serían el futuro del país.
Es muy duro ver que nuestros padres se acerquen a su fecha de jubilación con temor de como sigue la cosa después, dado que todos sabemos que en Argentina vivir 25 o 30 años con una jubilación es tarea prácticamente imposible. No puedo dejar de sufrir por la gente que quiero y por un país que se desangra entre corrupción, robos, violencia y gente a la que evidentemente solo les interesa haber ganado en una década millones mientras otros morían, desaparecían o se empobrecían a la vista de todos.
Sigamos por el buen camino, y no tengo duda que eventualmente habrá un hueco en el mapamundi donde la gente dirá: acá solía estar Argentina.
No nos equivoquemos, tengo muchos motivos en este momento de mi vida para ser feliz, pero también tengo mis motivos de preocupación.
Tuve en los últimos años la suerte de viajar a países con mas deudas que Argentina, así que según nuestra reina serían países el cuarto mundo. Sin embargo, pude observar que gente de 50 o 60 años que saben hacer su trabajo son considerados como personas con experiencia, y no como muertos vivientes que solo sirven para calentar la silla.
La década ganada para algunos significó llenarse de plata, sin importar lo que ocurriría después, y ahora nos empezamos a dar cuenta que para los próximos veinte años nos esperan distintos grupos etários postergados, dejados de lado y empobrecidos. Aquella clase media que fue la que forjó este país es la misma que cumplirá eso de "del polvo venimos y al polvo volvemos".
Me parte el alma ver la ingratitud de una sociedad que se olvida de sus mayores. Se me estruja el corazón porque uno está en la flor de la vida y tiene la suerte de tener conocimientos suficientes para acomodarse y ser flexibles en un mundo cambiante, pero que le espera a una persona de 50 años o a un joven que recién empieza su camino ya condenado por los infinitos planes sociales que buscan el clientelismo y no les importa pudrirles la cabeza a los que otrora serían el futuro del país.
Es muy duro ver que nuestros padres se acerquen a su fecha de jubilación con temor de como sigue la cosa después, dado que todos sabemos que en Argentina vivir 25 o 30 años con una jubilación es tarea prácticamente imposible. No puedo dejar de sufrir por la gente que quiero y por un país que se desangra entre corrupción, robos, violencia y gente a la que evidentemente solo les interesa haber ganado en una década millones mientras otros morían, desaparecían o se empobrecían a la vista de todos.
Sigamos por el buen camino, y no tengo duda que eventualmente habrá un hueco en el mapamundi donde la gente dirá: acá solía estar Argentina.
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