Foco o no Foco, esa es la cuestión

No sé si será todo el mundo o específicamente yo, pero suelo vivir haciendo muchas cosas en mi semana. Creo que mas de una vez conté que cuando era chico mis días se repartían entre la escuela, la música, el deporte, la familia, jugar, etc. Siempre me sentí cómodo así, y es como aprendí a vivir, con todo lo bueno y todo lo malo que eso significa.

Entre lo bueno puedo apuntar que no me queda nada en el tintero. Que puedo decir que todo lo que me ha pasado por la cabeza y tenia cierto sentido encararlo lo he intentado. A veces con buenos resultados, la mayoría con resultados quizás no a la altura de las expectativas. Por ejemplo, me hubiese gustado hacer cumbre en el Aconcagua, porque conforme pasan los años, uno se pone mas grande y ve mas difícil ponerse en forma para volver a subir. Solo llegué a los 5500 metros de altura, lo cual significó un excelente resultado, pero no todo lo bueno que me hubiese gustado. Y como este ejemplo tengo varios, de emprendimientos a los cuales aposté y no salieron, de carreras que no terminé, etc. Sin embargo, estoy en paz con mi cabeza porque al menos lo intenté, siempre dando lo mejor de mí, pero algunas cosas no estaban destinadas a ser terminadas o simplemente es el cambio de uno mismo el que lo lleva por otros caminos.

Entre lo malo está lo de siempre, el tiempo que uno no puede dedicarle a los afectos (de nuevo es una elección personal, eso está mas que claro), las constantes frustraciones, el estrés, la incertidumbre. Con los años uno va tomando como natural este tipo de situaciones, lo cual no se si es lo adecuado. Es extraño ir de viaje a países donde las cosas están un poco mas resueltas y donde las reglas son mas claras y no encontrarse con el caos diario. Uno está tan enfocado en desenfocarse para poder abarcar todos los frentes que cuando los posibles problemas se reducen no por esfuerzo propio sino porque así lo dicta el juego, uno se siente fuera de lugar y le cuesta relajarse y adaptarse. Eso es también lo que nos hace tan valiosos en otros países mas organizados precisamente, la capacidad para lidiar con la incertidumbre y el cambio constante, pero cuando uno lo transforma en un modo de vida también tiende a dejarnos exhaustos.

En los últimos meses fui sumando cosas, como siempre: fui tío nuevamente hace un par de semanas, arranqué con Comunidad IT, con TuDekan, con varios proyectos, con varias materias del doctorado, con pelearme con la administración del edificio, etc. Esto generó nuevamente que me tenga que poner en modo de abarcar todo y con un aceleramiento que si bien al final del camino puede traer cosas buenas, en el medio me desgasta. Las cosas en la vida hay que hacerlas con pasión, encarándolas con ganas de terminarlas y no como viendo que puede pasar. Si uno va por la vida tanteando tibiamente es difícil llegar a la meta. A veces uno debe cerrar los ojos y lanzarse al precipicio. Enfocarnos en el problema puede hacernos perder la perspectiva alrededor o mismo puede generarnos tal temor que nos paralice para seguir adelante. A veces, en esos casos, ver las cosas un poco borrosas puede ayudarnos a la vez que nos perjudica en entender la real magnitud del problema.

El balance entre el foco y el no foco es muy delicado. Creo que depende de nuestro sentido común y nuestro raciocinio determinar la mejor cantidad de cada uno en cada situación, tarea complicada si las hay. Lamentablemente no existe una receta o una fórmula, sino que a veces debemos tomar decisiones y hacernos cargo de las mismas, sabiendo que probablemente siempre cometamos errores, pero también asumiendo que estamos dispuestos a ser responsables por los mismos.



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