Marketinero

Han pasado ya un par de meses desde mi último post, y se me terminan las excusas para no escribir mas seguido.
La realidad es que entre dormir poco por la paternidad, mas las semanas (o meses) arduas que he venido teniendo en términos laborales, pocas veces tengo la fuerza y la claridad para escribir aunque sea unas líneas.

Con Sol, y también con Soledad, y con otras personas cercanas a mí, mas de una vez hemos conversado sobre por qué nunca ComIT recibe un premio por su trabajo social, o por qué rara vez tenemos reconocimientos públicos, mas allá de estar presentes en los medios cada vez mas asiduamente. Y no es que lo necesitemos, no me entiendan mal, pero las pocas veces que nos postulamos a alguno, como los Premios Sadosky, nunca lo hemos ganado.

Estos días leíamos una noticia sobre un proyecto mencionado en el F8 de Facebook. El proyecto capacita mujeres en tecnología, les cobra 35000 pesos para ello, y ayudó a 50 mujeres a lo largo de su historia a sumarse al mercado IT. Fueron nombrados como uno de los proyectos que mas hace para integrar a las mujeres al mercado laboral IT. Comunidad IT ayudó a mas de 200 mujeres a sumarse al mercado laboral IT a lo largo de su historia (mas de 600 personas en total), sin cobrarles nada.

Las comparaciones son odiosas, y esta reflexión no se trata de una competencia sino de entender. Hace mas de 10 años escribí que al líder el poder se lo dan aquellos a quienes sirve, y el manager recibe el poder de arriba. Y estos días recibimos varios comentarios de personas que están asistiendo a nuestros programas que nos dijeron: "estoy acá por recomendación de X. Ustedes son muy conocidos por el trabajo que hacen y los resultados que logran". Eso nos infla el pecho y nos muesra de que lado nos paramos.

A lo largo de los años Sole y yo cometimos infinidad de errores. Probablemente dijimos cosas que no debiéramos a las personas menos indicadas. Tenemos siempre el sincericidio a mano para utilizarlo cuando menos debemos. Pero hay una verdad: nunca lo hemos hecho de mala fe, sino enarbolando la bandera de nuestros valores y principios. Y eso en muchas ocasiones nos ha hecho que seamos vistos como personas que trabajamos, hacemos que las cosas pasen, pero no somos marketineros. No sabemos brillar de otra manera que no sea haciendo lo que sabemos hacer. No podemos vendernos como algo mas de lo que somos. Me encantaría escribir columnas para diarios basado en los valores que promovemos pero eso no vende. O mejor dicho, no vende para los medios. Vende para todos aquellos que realmente quieran hacer un esfuerzo en cambiar su vida, conseguir un empleo, y alcanzar algo de lo que sentirse orgullosos.

No somos marketineros, y quizás nunca lo seamos. O quizás en algún momento esas 600 personas consiguiendo empleo se conviertan en 100.000 y sea difícil tapar el sol con el dedo. No lo se. Pero siempre, creanme, estaremos obrando en consecuencia de lo que pensamos. Y si en el camino cometemos un error, de nuevo, no será por lastimar sino en pos de seguir ayudando y construyendo.

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