36
No me había dado cuenta del tiempo transcurrido desde mi último post. Muchos pensarán que abandoné, pero lo único que ocurrió es que el tiempo me pasó por encima.
Aprovecho que en Argentina ya cumplí 36 años y en Canadá aún me restan poco menos de 3 horas, para sentarme a volcar algunos sentimientos de los últimos meses.
Sol me preguntaba hace unos días si era feliz. La respuesta es: SI. Sin embargo, la respuesta extendida fue un poco mas compleja. En estos últimos meses mi vida se vio marcada por el cambio. Decidí cortar algunas cosas que me hacían mal, laborales y personales, terminar lentamente con algunas relaciones que considero superfluas, empezar proyectos y relaciones nuevas, y seguir de a poco con la línea que me dio siempre la felicidad y de la cual por distintos motivos me había alejado un poco. No es fácil, y no lo tengo todo resuelto aún, porque a veces deshacer requiere tanto o mas tiempo que construir. El problema de esto, es que el cambio trae incertidumbre, y la incertidumbre no te permite disfrutar en plenitud de las cosas que me hacen feliz.
Sigo disfrutando de ser padre, esposo, hijo...Sigo disfrutando de ser emprendedor y emprendedor social. Me doy cuenta que sigo disfrutando de hacer proyectos, construir, sufrir por que las cosas no salgan y trabajar para lograrlas. Me gusta resolver problemas. Me gusta jugar como un chico con mi hijo y sentir que a pesar de que el cuerpo y la cabeza ya no respondan como hace 10 años, puedo seguir sintiéndome un pibe.
Sigo odiando la mentira, la deshonestidad, el bananismo, las relaciones superfluas, la falta de humildad y de disposición para ayudar al prójimo, los tongos, la impuntualidad, y varias otras cositas.
Sigo teniendo la misma esencia. Aún al día de hoy, 20 meses después de haber emigrado, miro a mi alrededor y hay días que no sé donde estoy. Que pienso que estoy en unas vacaciones largas, porque 34 años de mi vida los pasé en un entorno completamente distinto, y me iba a lugares ordenados solo de vacaciones, para luego volver a Argentina. Eso significa que si bien cambié, en muchas cosas sigo siendo el mismo. Sigo siendo amigo de mis amigos, y acérrimo enemigo de mis enemigos. Me sigue doliendo toda esa gente que porque me fui, piensa que desaparecí, me morí, o lo que fuera, y no es capaz de mandarme un mensaje por Whatsapp, mail o lo que fuera, preguntándome como estoy, como está mi familia, o lo que fuera, pero cuando estoy en Baires me abraza como si realmente le importase.
Soy raro. Lo sé. A veces soy arisco, a veces cariñoso. A veces todo es blancos o negros y a veces veo toda una gama de grises. Puedo deshacerme en esfuerzo para ayudar al otro o darle completamente la espalda cuando no siento que el otro aporte nada en su propia ayuda.
Soy el resultado de mi infancia, mi adolescencia y mi adultez. De lo aprendido de mis padres, de mis abuelos, de mi hermana, de mis perros, de mis tíos y primos, de mis amigos y enemigos. De mis compañeros de trabajo buenos, malos y regulares. Soy un cúmulo de errores y aciertos, de odios y afectos. Soy una persona, que como todas, debe convivir con el resultado de sus decisiones, y que gracias a dios está bastante en paz con ellas, aunque siempre hay espacio para mejora.
Soy simplemente yo, aquel que se encuentra a punto de cumplir 36 años, muy cercano a su esposa e hijo, y muy lejano de sus padres, familiares, parte de sus amigos. Soy una versión bastante cercana de lo que hubiera querido ser, y en algunos temas puntuales, aún mas.
Y soy quien siempre estará dispuesto a ir a mas para poder seguir siendo.
Aprovecho que en Argentina ya cumplí 36 años y en Canadá aún me restan poco menos de 3 horas, para sentarme a volcar algunos sentimientos de los últimos meses.
Sol me preguntaba hace unos días si era feliz. La respuesta es: SI. Sin embargo, la respuesta extendida fue un poco mas compleja. En estos últimos meses mi vida se vio marcada por el cambio. Decidí cortar algunas cosas que me hacían mal, laborales y personales, terminar lentamente con algunas relaciones que considero superfluas, empezar proyectos y relaciones nuevas, y seguir de a poco con la línea que me dio siempre la felicidad y de la cual por distintos motivos me había alejado un poco. No es fácil, y no lo tengo todo resuelto aún, porque a veces deshacer requiere tanto o mas tiempo que construir. El problema de esto, es que el cambio trae incertidumbre, y la incertidumbre no te permite disfrutar en plenitud de las cosas que me hacen feliz.
Sigo disfrutando de ser padre, esposo, hijo...Sigo disfrutando de ser emprendedor y emprendedor social. Me doy cuenta que sigo disfrutando de hacer proyectos, construir, sufrir por que las cosas no salgan y trabajar para lograrlas. Me gusta resolver problemas. Me gusta jugar como un chico con mi hijo y sentir que a pesar de que el cuerpo y la cabeza ya no respondan como hace 10 años, puedo seguir sintiéndome un pibe.
Sigo odiando la mentira, la deshonestidad, el bananismo, las relaciones superfluas, la falta de humildad y de disposición para ayudar al prójimo, los tongos, la impuntualidad, y varias otras cositas.
Sigo teniendo la misma esencia. Aún al día de hoy, 20 meses después de haber emigrado, miro a mi alrededor y hay días que no sé donde estoy. Que pienso que estoy en unas vacaciones largas, porque 34 años de mi vida los pasé en un entorno completamente distinto, y me iba a lugares ordenados solo de vacaciones, para luego volver a Argentina. Eso significa que si bien cambié, en muchas cosas sigo siendo el mismo. Sigo siendo amigo de mis amigos, y acérrimo enemigo de mis enemigos. Me sigue doliendo toda esa gente que porque me fui, piensa que desaparecí, me morí, o lo que fuera, y no es capaz de mandarme un mensaje por Whatsapp, mail o lo que fuera, preguntándome como estoy, como está mi familia, o lo que fuera, pero cuando estoy en Baires me abraza como si realmente le importase.
Soy raro. Lo sé. A veces soy arisco, a veces cariñoso. A veces todo es blancos o negros y a veces veo toda una gama de grises. Puedo deshacerme en esfuerzo para ayudar al otro o darle completamente la espalda cuando no siento que el otro aporte nada en su propia ayuda.
Soy el resultado de mi infancia, mi adolescencia y mi adultez. De lo aprendido de mis padres, de mis abuelos, de mi hermana, de mis perros, de mis tíos y primos, de mis amigos y enemigos. De mis compañeros de trabajo buenos, malos y regulares. Soy un cúmulo de errores y aciertos, de odios y afectos. Soy una persona, que como todas, debe convivir con el resultado de sus decisiones, y que gracias a dios está bastante en paz con ellas, aunque siempre hay espacio para mejora.
Soy simplemente yo, aquel que se encuentra a punto de cumplir 36 años, muy cercano a su esposa e hijo, y muy lejano de sus padres, familiares, parte de sus amigos. Soy una versión bastante cercana de lo que hubiera querido ser, y en algunos temas puntuales, aún mas.
Y soy quien siempre estará dispuesto a ir a mas para poder seguir siendo.
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