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Este post es principalmente para que si blogger sobrevive, Noah lo lea en unos años.
Hace dos años Sol y yo estábamos mirando la tele, por irnos a dormir. Ella ya tenía una fisura en la bolsa y no estábamos enterados (nos dijeron después en el sanatorio). Era el comienzo de una noche que cambiaría nuestras vidas para siempre.
Ella dormía en el sillón hace tiempo, porque la ayudaba a sostener mejor la panza, y yo no voy a mentir, dormía bien, solo en la cama grande.
Pero esa noche, a las 3am, de repente siento que alguien se aproxima y me despierto sobresaltado. Sol estaba con dolores fuertes (las contracciones) y cada vez mas seguidas. Por suerte teníamos el bolso armado. Entonces hice lo que nos explicaron en el curso de parto: mantener la calma. Aunque al día de hoy me dicen que la mantuve demasiado. Sol estaba doblada de dolor al costado de la cama, por lo cual llamé a la partera, quien me dijo que tome el tiempo y le avise cuando fueran lo suficientemente seguidas. Acto seguido, me fui a duchar, presagiando unos próximos días agitados. A todo esto, Sol doblada de dolor al lado de la cama (será por esto que me dicen que fui demasiado calmo?).
Cuando me comunico nuevamente con la partera, me dice que vayamos a Los Arcos a las 5am. Donde llegamos muy tranquilos, bajamos del taxi, y fuimos a hacer los trámites correspondientes. Había otra embarazada en silla de ruedas y gritando de dolor, y no entendíamos nada, porque si bien a Sol le dolía, estábamos tranquilos. Nos cambiamos, Sol entró a la sala de partos.
Allí es cuando toda mi tranquilidad se vino abajo. Si bien estoy acostumbrado al riesgo y la incertidumbre, tuve miedo. Se acababa la parte de mi vida en donde era responsable solo por mí mismo y por Sol. Se acababa esa etapa que comprende desde que uno es el niño hasta que tiene uno. Podría yo estar a la altura de lo que mi hijo querría de mí? Podría ser aquel héroe que todo hijo necesita? Podría no solo lograr algo en este mundo por mí sino para dejarle algo bueno a él?
Todo me bajó en un momento y recuerdo estar chateando con mi mamá y con amigos, mientras esperaba que me dejen entrar a la sala. Fue quizás uno de los momentos de mas temor de mi vida.
Luego vendría la parte médica, el parto en sí, estar con Sol mientras ella lograba un milagro, y entonces sí, descubrir lo que es el amor instantáneo (porque ni siquiera es a primera vista), y que se disipen todos esos miedos de un plumazo.
Y desde ese día, un 3 de Mayo de 2014, a las 10am, comenzar esa etapa donde aprendo como quizás pocas veces en mi vida he aprendido:
- Aprendí que él solo necesita estar con sus padres
- Aprendí de la cercanía y la lejanía de los afectos.
- Aprendí que nos hacemos problema por cosas que no tienen sentido y pocas veces le damos la importancia que merece al amor, a los afectos. Nos complicamos la vida en vez de darle la verdadera prioridad a las cosas. Nos peleamos, nos amigamos, nos hacemos problemas por trabajo, por celos, por estupideces, cuando lo único real que importa es el cariño.
- Aprendí que si bien es importante sentirse realizado en lo laboral, y que está buenísimo ser respetado por tus pares, para mí es mas importante que mi hijo me vea como alguien honesto y respetable, con principios, y que hace el mayor de sus esfuerzos para darle todo lo que pueda y por sobre todo, para dejarle algo cuando ya no esté. Y eso luego me hizo extender esa visión a mi esposa, a mis padres, a mis amigos. Pero lo aprendí con su mirada
- Aprendí que no alcanza con decir "soy jóven". También está buenísimo actuar como tal. No hay nada mas divertido que correr en círculos con él, cantando, gritando, o hablando en idiomas incomprensibles. No hay nada mas divertido en la vida que comportarnos como cuando eramos chicos y nada mas importaba que pasarla bien. No importa si tenemos 2, 35 o 60.
- Aprendí que se pueden tener innumerables crisis en la vida. Pero siempre eventualmente las pasamos y volvemos a sonreir, a jugar, a amarnos.
- Aprendí que está buenísimo aprender. Y que no importa si es el logro de contar hasta 5, de decir una nueva palabra, o de aprender la forma para hacer un proyecto que le cambie la vida a cientos de personas, todo se resume a la experiencia de lograr algo nuevo y de disfrutar lo alcanzado.
Y cada día aprendo algo nuevo. Y cada día estoy agradecido de esta experiencia, y de poder tener la flexibilidad para vivirla. Y cada día recuerdo estos dos años y descubro cosas sobre estos y mis anteriores.
Y cada día paso la noche sin dormir, y berrinches, y abrazos, y besos, y te amo's, y morisquetas, y caídas, y sorpresas, y llantos, y sonrisas.
Y cada día agradezco tener a esa personita que me enseña y que me hizo también valorar a todos aquellos afectos a los cuales quizás uno no les daba la importancia que tienen en la vida.
Y mañana cumple dos años...
Hace dos años Sol y yo estábamos mirando la tele, por irnos a dormir. Ella ya tenía una fisura en la bolsa y no estábamos enterados (nos dijeron después en el sanatorio). Era el comienzo de una noche que cambiaría nuestras vidas para siempre.
Ella dormía en el sillón hace tiempo, porque la ayudaba a sostener mejor la panza, y yo no voy a mentir, dormía bien, solo en la cama grande.
Pero esa noche, a las 3am, de repente siento que alguien se aproxima y me despierto sobresaltado. Sol estaba con dolores fuertes (las contracciones) y cada vez mas seguidas. Por suerte teníamos el bolso armado. Entonces hice lo que nos explicaron en el curso de parto: mantener la calma. Aunque al día de hoy me dicen que la mantuve demasiado. Sol estaba doblada de dolor al costado de la cama, por lo cual llamé a la partera, quien me dijo que tome el tiempo y le avise cuando fueran lo suficientemente seguidas. Acto seguido, me fui a duchar, presagiando unos próximos días agitados. A todo esto, Sol doblada de dolor al lado de la cama (será por esto que me dicen que fui demasiado calmo?).
Cuando me comunico nuevamente con la partera, me dice que vayamos a Los Arcos a las 5am. Donde llegamos muy tranquilos, bajamos del taxi, y fuimos a hacer los trámites correspondientes. Había otra embarazada en silla de ruedas y gritando de dolor, y no entendíamos nada, porque si bien a Sol le dolía, estábamos tranquilos. Nos cambiamos, Sol entró a la sala de partos.
Allí es cuando toda mi tranquilidad se vino abajo. Si bien estoy acostumbrado al riesgo y la incertidumbre, tuve miedo. Se acababa la parte de mi vida en donde era responsable solo por mí mismo y por Sol. Se acababa esa etapa que comprende desde que uno es el niño hasta que tiene uno. Podría yo estar a la altura de lo que mi hijo querría de mí? Podría ser aquel héroe que todo hijo necesita? Podría no solo lograr algo en este mundo por mí sino para dejarle algo bueno a él?
Todo me bajó en un momento y recuerdo estar chateando con mi mamá y con amigos, mientras esperaba que me dejen entrar a la sala. Fue quizás uno de los momentos de mas temor de mi vida.
Luego vendría la parte médica, el parto en sí, estar con Sol mientras ella lograba un milagro, y entonces sí, descubrir lo que es el amor instantáneo (porque ni siquiera es a primera vista), y que se disipen todos esos miedos de un plumazo.
Y desde ese día, un 3 de Mayo de 2014, a las 10am, comenzar esa etapa donde aprendo como quizás pocas veces en mi vida he aprendido:
- Aprendí que él solo necesita estar con sus padres
- Aprendí de la cercanía y la lejanía de los afectos.
- Aprendí que nos hacemos problema por cosas que no tienen sentido y pocas veces le damos la importancia que merece al amor, a los afectos. Nos complicamos la vida en vez de darle la verdadera prioridad a las cosas. Nos peleamos, nos amigamos, nos hacemos problemas por trabajo, por celos, por estupideces, cuando lo único real que importa es el cariño.
- Aprendí que si bien es importante sentirse realizado en lo laboral, y que está buenísimo ser respetado por tus pares, para mí es mas importante que mi hijo me vea como alguien honesto y respetable, con principios, y que hace el mayor de sus esfuerzos para darle todo lo que pueda y por sobre todo, para dejarle algo cuando ya no esté. Y eso luego me hizo extender esa visión a mi esposa, a mis padres, a mis amigos. Pero lo aprendí con su mirada
- Aprendí que no alcanza con decir "soy jóven". También está buenísimo actuar como tal. No hay nada mas divertido que correr en círculos con él, cantando, gritando, o hablando en idiomas incomprensibles. No hay nada mas divertido en la vida que comportarnos como cuando eramos chicos y nada mas importaba que pasarla bien. No importa si tenemos 2, 35 o 60.
- Aprendí que se pueden tener innumerables crisis en la vida. Pero siempre eventualmente las pasamos y volvemos a sonreir, a jugar, a amarnos.
- Aprendí que está buenísimo aprender. Y que no importa si es el logro de contar hasta 5, de decir una nueva palabra, o de aprender la forma para hacer un proyecto que le cambie la vida a cientos de personas, todo se resume a la experiencia de lograr algo nuevo y de disfrutar lo alcanzado.
Y cada día aprendo algo nuevo. Y cada día estoy agradecido de esta experiencia, y de poder tener la flexibilidad para vivirla. Y cada día recuerdo estos dos años y descubro cosas sobre estos y mis anteriores.
Y cada día paso la noche sin dormir, y berrinches, y abrazos, y besos, y te amo's, y morisquetas, y caídas, y sorpresas, y llantos, y sonrisas.
Y cada día agradezco tener a esa personita que me enseña y que me hizo también valorar a todos aquellos afectos a los cuales quizás uno no les daba la importancia que tienen en la vida.
Y mañana cumple dos años...
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