Hoy no, me duele la cabeza...

Una de las tareas mas difíciles que un emprendedor debe afrontar es la de decir que no a un proyecto o posibilidad.

Últimamente me he encontrado en la situación de aprender de la peor manera que a veces es mejor decir que no, por mas tentadora que resulte la oportunidad. Todo emprendedor tiene como objetivo principal la supervivencia de su proyecto. Nadie quiere caer en las estadísticas de mortalidad de emprendimientos, y para ello, uno cree que no existen los malos proyectos, que todo suma a la hora de llegar a fin de mes y perpetuarse en el tiempo. Sin embargo, alguna vez nos pusimos a pensar si efectivamente, por mas dinero o clientes que potencialmente nos pueda llegar a traer el proyecto, se puede llevar a cabo?A qué costo se puede finalizar?Cuales son los daños colaterales que podemos tener por aceptar la tarea?

Ejemplos hay de sobra en los cuales emprendedores o pequeñas empresas han decidido afrontar proyectos muy por encima de sus capacidades. ¿Qué hubiese pasado si Bill Gates hubiese aceptado la propuesta de IBM en su momento como venía, cediendo exlusividad? ¿Qué hubiese pasado si Wozniak hubiese finalmente acordado con HP para producir la Apple I?¿Qué hubiese pasado si los miles de emprendedores del mundo no hubiesen pensado en grande o que hubiese pasado si esos miles se hubiesen animado a mas? Nos empezamos a meter en los terrenos escabrosos del "What If", generando caminos alternativos que nunca llegaremos a recorrer, porque cada decisión que fué tomada formó y formará a todos aquellos que arrancaron de alguna manera, para luego arribar al éxito o al fracaso.

Lo mejor que se puede hacer, es aprender de esos errores, así como de los aciertos, y saber que uno siempre va a ganar y perder (el que crea que uno siempre perderá, o siempre ganará, está muy equivocado), esperando que la cuenta dé positivo al final del camino.

Comments

  1. Una de las mayores lecciones del entrepreneurship

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